Resonar

“Alabad a Dios en su santuario;

Alabadle en la magnificencia de su firmamento.

 Alabadle por sus proezas;

Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.

 Alabadle a son de bocina;

Alabadle con salterio y arpa.

 Alabadle con pandero y danza;

Alabadle con cuerdas y flautas.

 Alabadle con címbalos resonantes;

Alabadle con címbalos de júbilo.

Todo lo que respira alabe al SEÑOR.

Aleluya.”

Salmo 150

cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias al SEÑOR, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan al SEÑOR, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa del SEÑOR” 2ª Crónicas 5:13

Os invito a hacer un ejercicio de imaginación. Cuando veáis cualquier cosa por la tele, o en el cine, cualquier imagen, video, anuncio o escena… imaginadlo sin música, probad a eliminarla en vuestra mente. Imaginaos a las imágenes acompañadas sólo con la voz del locutor, los diálogos de una película de una película romántica, en el típico beso que se dan los protagonistas, o la típica escena de terror o suspense, o la clásica persecución de las películas de acción o aventura. Imaginaos esas escenas que nos emocionan tanto… ¡Sin música! O tomad cualquier anuncio en el que las imágenes parecen ir al compás de alguna melodía pegadiza. Vayamos a la vida real: Por ejemplo, una boda: donde no hay marcha nupcial, ni ninguna otra canción para comenzar, ni para finalizar, no hay vals, ni verbena posterior, o quizá os podéis imaginar una fiesta, un viaje en coche, un centro comercial … o un culto cristiano. ¿A que sería muy diferente?

No podemos concebir nuestro mundo sin música, forma parte de nuestra vida. A todo el mundo le gusta, otra cosa es el estilo que se prefiera, pero en esta sociedad globalizada, hay estilos para todos, y si no los hubiese, se inventan, no hay cultura que no tenga su música. Así es la creatividad y la capacidad humana, habiendo millones de canciones y melodías, podemos inventar más. ¿Pero es realmente humana esta capacidad? ¿Es la música un invento humano? La música es uno de los artes más excelsos y probablemente, el más reconocido, sus orígenes son más viejos que la propia historia del hombre, lo que deduce que lejos de ser algo nuevo, es una reinvención y una evolución constante, pero al igual que la literatura, la pintura, la danza o la escultura, tiene una inspiración que en ocasiones va más allá de nuestro limitado conocimiento… la música es algo humano pero de inspiración puramente divina, otra cosa es la letra de las canciones.

Me atrevo a decir esto, porque si hay algo que diferencia la música del ruido, es nuestra propia percepción, exclusiva de nuestra especie, es decir, podemos componer y distinguir algo con armonía, melodía y ritmo, algo tan preciso y matemático como bello, podemos “encerrarlos” en compases de cuatro por cuatro, escalas de Sol o de Fa, darle un tono agudo o grave y un tempo piano o allegro, como se quiera y como suene mejor. Existe la clásica, el jazz, el rock & roll, la salsa o la fusión; cualquier estilo vale, si se usa adecuadamente. Y es que, la música, como todo en este mundo, puede servir para el bien, o para el mal, para exaltar a Dios o para levantar el ego de un buen músico. Todo depende del uso que le queramos dar. También puede ser para alabar al Señor por sus proezas, o para fomentar el odio y la discordia. El pecado lo ha distorsionado todo, y también la música.

No olvidemos nunca el verdadero propósito de este noble arte. Con tus gustos y posibilidades: desde un culto como el de hoy, o desde tu coche; en una fiesta, o tratando de entonar en la ducha; no olvides, que la música es creación de Dios y su propósito principal es exactamente el mismo que el propósito por el que estás pisando tú este planeta, para dar la gloria a Él. Por lo tanto, haz tuyas cada día, las palabras del salmista, en el último, pero no menos importante salmo (150). Con los instrumentos, con las voces, con tu arte ¡Todo lo que respira, alabe al Señor!

Representación

“Y el SEÑOR respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el SEÑOR no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón.” 1ª Samuel 16:7

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.” 1ª Timoteo 4:12

Aparte de la feliz (o dramática) entrega de notas, una de las escenas más típicas de final de curso en los colegios donde se imparte educación primaria son las representaciones de final de curso:

Estas representaciones finales pueden ser por ejemplo, una pequeña obra de teatro, donde intervienen los alumnos más dotados para la interpretación, los más atrevidos, o sencillamente los que más les gusta llamar la atención; también puede ser para los más músicos: una canción (o varias) cantada y acompañada con la sencilla y clásica flauta dulce. Pero también se pueden ver alumnos recitando una poesía, algún tipo de coreografía de danza e incluso se pueden colgar de la sala de usos múltiples y pasillos, las obras de arte pictórica de los alumnos más aventajados de plástica. Me puse a pensar en por qué se hacen este tipo de manifestaciones en los niños y no tanto en los adolescentes y jóvenes. Sin embargo da la sensación de que el arte, para ciertas edades, va por libre y quien se quiera dedicar a ello, hay algún rincón suelto en alguna facultad, y cuyas salidas laborales para el futuro, se reducen a ser profesor de arte en algún colegio, instituto o universidad, y quizá, con mucha suerte, algún mecenas solvente le de una oportunidad para alguna exposición, o quizá algún concierto, o disco, en el caso de los músicos. Recordemos que el arte, en todas sus formas, es la expresión de lo que lleva uno mismo en su corazón. El arte viene a ser un reflejo de lo que somos por dentro, y los jóvenes tienen mucho que decir al respecto.

En la iglesia hemos querido dar de una manera un poco más de protagonismo a las manifestaciones artísicas juveniles, pero la apuesta (por lo menos en este país), no parece del todo firme: De la misma manera que el mundo reduce su participación y expresión artística de los jóvenes, a momentos puntuales, la iglesia arrincona a la navidad, quizá Semana Santa y algún que otro culto especial suelto, esta valiosa expresión. Da la sensación de que como los jóvenes se expresen mucho, quizá no va a gustar demasiado, porque a los jóvenes les estamos encerrando demasiado en clichés tales como que a todos les gusta la misma música barata, todos quieren bailar y beber en discotecas, sólo piensan en ligar y en comprarse la última moda o pasarse horas frente al ordenador, consola o teléfono móvil, y que deberían dedicarse exclusivamente a los estudios… etc. Pero ¿que ocurre en realidad? Que los jóvenes se lo terminan creyendo, y se amoldan a estos tópicos generados por la sociedad. A muchos no se les escuchan ni siquiera en sus iglesias; y sus pastores, ancianos y diáconos, no se preocupan por lo que ellos piensen, lo que expresen o lo que pueden aportar. Hay iglesias, y también hermanos que no llegan a aceptar a pastores y líderes jóvenes en su congregación, por los prejuicios infundados por las generaciones más adultas, y que también (para qué nos vamos a engañar) muchos jóvenes se han ganado a pulso.

Gracias a Dios, muchas barreras, especialmente generacionales, están cayendo, pero el proceso es lento, tan lento como el cambio de mentalidad de las personas que componemos las congregaciones, y mientras el mundo ofrece un proyecto y “sus oportunidades” de expresión a los jóvenes, las iglesias muestran una negación del proyecto mundano, sin casi ofrecer alternativas válidas. Un líder y pastor español, experto en sociología juvenil, Félix Ortiz, comenta en muchos de sus artículos que parece un milagro que sus jóvenes se queden en las iglesias, cuando lo normal es que las abandonen, precisamente por esa falta de proyecto vital y de oportunidades. ¿No será que hay que cambiar algo en las mentes de las generaciones más mayores? Tomemos ejemplo de Pablo, que supo ver el potencial de liderago de un joven llamado Timoteo. Tomemos ejemplo de la sabia elección del Señor, que a través de su siervo Samuel escogió al humilde y jovencito pastor (y poeta) David, y tomemos ejemplo de un joven de 12 años, que puesto en pie en mitad de la sinagoga deslumbraba con su sabiduría a gente que probablemente le cuadruplicaría en edad, un niño llamado Jesús, y que más tarde, cambió el mundo con apenas treinta y pocos años de edad.

Reconstruir

“Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.” Nehemías 2:17

“…El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos…” Nehemías 2:20a

 

 

No sólo los estrategas militares chinos, sino también los estrategas comerciales de occidente, tienen como libro de cabecera el popular “Arte de la guerra” de Sun-Tzu, que es básicamente un compendio de consejos para vencer en la batalla o saber defenderse en una guerra. Muchos de esos consejos, son tan genéricos, que son tomados por muchos profesionales para saber defender nuestros negocios o para aprender a progresar en nuestra vida laboral. Hoy día, mucha de la filosofía del hombre occidental moderno se basa en creencias ascentrales procedentes del lejano oriente. Curioso ¿no?

He aquí algún consejo bastante interesante:El general es el asistente del soberano del estado. Si esta asistencia es estrecha, el estado será fuerte sin duda; si es débil, el estado será ciertamente débil.” O este otro: “Si el ejército está confuso y suspicaz, los gobernantes vecinos tomarán ventaja de ello, y causarán problemas. Esto es lo que significa la frase: Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario.

Muchos de esos consejos pueden ser bastante valiosos y racionales, pero no es nada comparado con nuestro “Arte de la guerra” particular que tenemos en la biblia. Nada más y nada menos que el manual estratégico para el líder de ayer, de hoy y para el del mañana: el libro de Nehemías.

¿Qué tiene de especial este libro? Trata de la reconstrucción de una muralla, algo aparentemente simple, y sin demasiada trascendencia. Pero en este caso no se trata de una muralla cualquiera, se trata de la muralla de la mismísima ciudad de Jerusalén, la cual fue destruída por Babilonia unos 150 años atrás. El libro comienza con una decisión crucial, algo que puso a prueba la valía de Nehemías, un líder escogido sin duda por Dios, por ese corazón dispuesto a ayudar a su pueblo. Nehemías tenía un cargo importante dentro de la corte del poderoso rey persa Artajerjes, vivía una vida cómoda. Pero renunció a ello, jugándose incluso la vida, para pedir permiso al rey e ir hasta Judá, para dirigir a unos pocos paisanos suyos que además estaban siendo amenazados e incluso atacados. La empresa que tenía que emprender este nuevo líder era muy dificil.

Aparte de la renuncia a una vida más cómoda, los ataques externos, la dificultad de organizar a un grupo de albañiles y soldados amateur, con nada de técnica y experiencia en estas cosas; también un líder como Nehemías tuvo que pelear contra el desánimo de sus propias gentes, de la escasez y la burla de sus enemigos. Nehemías los distribuyó por toda la muralla por familias, construían y se defendían con sus armas y cada cual hacía la parte que le correspondía según sus fuerzas y su valía. Estaban alejados unos de otros, pero otros que se encargaban de vigilar, hacía sonar la trompeta cada vez que había un peligro de ataque.

Pero pensándolo friamente, si nos atenemos a juicios y cálculos exclusivamente humanos, con el libro de Sun-Tzu en la mano, la ciudad de Jerusalén no tenía mucho futuro. Por mucho que se esforzaran los judíos, un ataque de una potencia vecina de la época, como Asiria, Egipto, o Persia habrían acabado sin apenas pestañear con este puñado de familias “constructoras”. Entonces ¿Por qué no ocurrió esto si Judá era presa fácil? Porque en realidad no eran ellos los que peleaban, no eran ellos los que defendían y construían. Confiaron en Dios desde el principio y demostraron su confianza en acción, con un ladrillo en una mano y la espada en la otra. Dios hizo el resto. Nehemías los organizó como buen general, siendo una herramienta más en manos del Señor. Así es como debe de funcionar nuestra particular Jerusalén a recontruir, y así es como debe funcionar la iglesia del siglo XXI. En nuestras congregaciones, Dios puede levantar muchos Nehemías.

Refresco

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” Salmo 42:1-2

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” Eclesiastés 12:13-14

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6

El pasado 21 de junio empezó oficialmente el verano, aunque tradicionalmente esta fecha correspondió al del día más largo que es el 24.

Ya se sabe lo que toca: noches cortas y calurosas, días intensos con un sol de justicia, tiempo de playa (o quizá montaña), piscina, vacaciones, descanso.

El metabolismo de la mayoría de nosotros cambia, ahora apetece siempre algo frío y fresco, no muy abundante para comer, pero sí para beber. El cuerpo nos pide un refresco. Y no, no quiero que parezca que estoy anunciando alguna bebida en especial, pero sí quiero ilustrar una sensación que se puede trasladar al mundo espiritual. La sed.

El mundo actual en el que vivimos está muy revuelto, hay muchas ideas (la mayoría equivocadas) que nos están tratando de convencer de que procuran nuestro bienestar, y sin embargo jamás logran llenar nuestra alma: Nos dicen que si compramos tal o cual, cosa seremos más felices y completos; que si seguimos una u otra ideología, tendremos la razón; o sencillamente, si hacemos las cosas como queremos, con total libertad, alcanzaremos la plenitud y la autorealización personal. Pero eso no es así. No es tan bonito como nos lo pintan los medios de comunicación, los publicistas, políticos, economistas, filósofos o librepensadores. Como detalle, en el mundo de las bebidas, un refresco carbonatado de cola (o de otro sabor), por más que se empeñen, jamás quitará la sed tan bien como el agua fresca natural.

Sólo hay una verdad, y esa es la que realmente nos dará lo que necesitamos. Cristo es la verdad, él mismo lo afirmó rotundamente, es la única voz que tiene razón en un mundo tan discordante, y es la única manera de obtener la plenitud de vida, y la salvación, que buscamos y necesitamos con urgencia. Un mundo sin Dios sería un caos total, por eso estableció ciertos límites para que nuestro planeta no llegara a la autodestrucción total fuera del momento que él indicara. Por eso tenemos esa necesidad, oculta en algunos, más evidente en otros; de buscar de Dios, de anhelarle. Y ya desde antiguo se sabía, como el rey David expresó en varios de sus salmos, un anhelo semejante a la asfixiante sed que podemos tener en esta época de verano. Una ilustración muy bella es la que se da en un salmo (pero este no es de David), en la que se compara nuestra alma con un venado buscando un río o una fuente que le provea para ser saciado.

En medio de todo este revuelto de ideas y convicciones que estamos recibiendo hoy día, sólo hay una de verdad. Sólo hay alguien que tiene la última palabra de todo, sólo hay un fin para todo discurso y todo juicio. Un sabio, que lo había tenido todo y lo había experimentado todo, llegó a la conclusión de que “el fin de todo discurso es el temer a Dios y guardar sus mandamientos”.

En este caluroso verano, llega la hora de disfrutar del buen tiempo, de las vacaciones y el descanso. Pero para saciar la verdadera sed del alma, sigue siendo imprescindible acudir a Dios. Refresca tu ser. No te olvides del Señor y sus mandamientos, tampoco en este verano.

¡Tiempo de levantarse!

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti.” Isaías 60:1

levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2b

Se equivocan rotundamente aquellos que señalan a la iglesia como una institución humana. Muy lejos de ello, consideramos a la iglesia un organismo vivo, que crece, que progresa, que evoluciona, que se mueve, y que también se duele cuando es atacada por los problemas.

En la Palabra se dice que cuando un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan (1ª Corintios 12:26), y eso es cierto, especialmente cuando un congregación está unida, y a veces, los propios problemas hacen que nos unamos más, haciendo “una piña”, y eso es lo que ha venido ocurriendo, de manera muy especial, en estas últimas semanas en nuestra iglesia.

Gracias a Dios que salimos reforzados tras pasar por el fuego de las pruebas, y ahora llega el tiempo para levantarse.

Os animo, queridos lectores a buscar la palabra “levántate” en la Biblia (recomiendo la versión Reina Valera 1960). Mirad la cantidad de veces que aparece y sobre todo, el contexto en el que aparece este imperativo. Todas no, pero la mayoría de las ocasiones, “levántate” viene como orden directa o indirecta de Dios, tras una prueba o una dura batalla y sirve para llevar a cabo una nueva conquista, especialmente llamativo es el caso del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, sobre todo en el tiempo de la conquista del Canaán. Más tarde, en los tiempos de los jueces, los reyes, el reino dividido y luego, en el tiempo de la deportación a Babilonia ocurrió algo parecido. El pueblo escogido sufrió mucho a lo largo de su basta historia. Pero siempre hubo una palabra de aliento: “Levántate”. Una palabra que no vino sola, si que siempre vino con una orden posterior, que llevaba a la acción. Como Jesús, dijo al paralítico bajado en camilla, levántate, toma tu lecho y anda, la iglesia de hoy recibe la misma orden.

Caer, siempre caeremos. Sufrir, eso nos pasará mucho. Pero es cosa nuestra el obedecer a la voz del Señor cuando siempre que caigamos, él nos diga “levántante y resplandece”, o “levántate y conquista”, o “levántate… y anda”.

Nuestra iglesia ya esta poniendo esto en práctica. Está caminando. Hay problemas, sí es inevitable, pero ha aprendido a seguir hacia adelante. Hay varias pruebas de ello, pero pronto percibiremos algunas palpables y visibles: el pasado sábado hemos dado otro paso de gigante en la reforma de nuestro local, y aún queda todavía, pero varios hermanos de forma totalmente desinteresada, estuvieron colaborando en nuestro primer día pro-templo y el local está siendo renovado haciéndolo más amplio, más limpio y más útil. Sí, la iglesia no son cuatro paredes, somos todos nosotros, pero he ahí, en nuestro local, una prueba de lo que he estado hablando antes. Pero lo mejor está por venir, ya que tenemos hermanos listos para bajar a las aguas bautismales, Dios mediante para este próximo otoño y los discipulados siguen adelante con personas dispuestas al evangelio y a ser buenos y firmes colaboradores en la obra de Dios. Tenemos a Marc y Corina, con su magnífica tarea pastoral y con muchas novedades este año: Tras ocho años en blanco, nos fuimos de retiro de iglesia el mes pasado, tras cinco años, el grupo de jóvenes también tuvo su retiro; estrenamos nuevo equipo de Comunión Cristiana, grupo de señoras, reuniones de matrimonios, nuevo equipo de fútbol sala, incluso nos atrevimos a organizar un torneo para las demás iglesias bautistas de nuestro entorno; y el boletín semanal fue reeditado hace casi un año, el cual podéis descargar desde esta misma web.

Algo esta cambiando en Sanse. Es tiempo de levantarse. ¿Te apuntas?

¡Hasta pronto Javi!

El pasado lunes, 13 de junio se nos fue definitivamente para descansar en los brazos del Señor, nuestro hermano, amigo y siervo fiel de Dios, Javier González Vara. Estuvo durante 3 meses enfermo de cáncer en el esófago y esta semana su cuerpo dijo basta con apenas 55 años de edad, su tiempo había culminado, el Señor le requirió en su presencia.

¿Por qué Javier fue tan especial? Por su carácter, por todo lo que hizo por y para el Señor y para su familia, pero sobre todo como lo hacía. A veces no importa cuantas cosas hagas, sino como las hagas, con qué sentimiento y cual es la razón de que las hagas. Javier nunca esperó nada a cambio de su servicio, no reprochó nada a nadie y nunca tuvo palabras malas contra nadie. Fue un siervo especial: Miembro de nuestra iglesia desde que se bautizó, allá por 1987, y colaborador incansable. Sus múltiples habilidades para el trabajo manual los puso al servicio de la iglesia desde el principio: Ayudó en la construcción de nuestro actual local en 1993, diseñó y construyó nuestro hermoso púlpito, un atril de madera, y buena parte de la guardería, la cocina, y casi todo el sistema eléctrico del templo. No sólo tenía habilidades manuales sino que además fue maestro, predicador, evangelista y esforzadísimo diácono. Dió un magnífico testimonio en el pueblo de Lozoya (en la sierra norte de Madrid), donde residía, desde que se trasladó a vivir allí siendo un niño. Un ejemplo y una gran referencia en todo el Valle del Lozoya, donde además trabajaba secularmente en el Canal de Isabel II.

En 1999 contrajo matrimonio con María Diaz y aunque nunca tuvo hijos naturales, dejó a toda la familia natural y espiritual muy huérfanos tras su marcha.

El título de este artículo no es una broma, ni una falsa ilusión. Como creyentes, estamos total y plenamente convencidos de que Javi ya está disfrutando de la eternidad con el Señor, que ya ha recibido la corona por haber acabado la carrera y haber servido tan fielmente, sin apartarse. Los que conocemos del Señor podemos estar muy seguros de que le volveremos a ver algún día. El día que el Señor quiera.

Desde estas lineas quiero enviar un fuerte abrazo y dedicar estas palabras a esta familia que él ha dejado, en el que yo mismo, que suscribo este artículo, estoy implicado como sobrino suyo que era.

Dedico estas hermosas palabras del apóstol Pablo que pueden ser igualmente las de Javier González:

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2ª Timoteo 4:7-8

Responsabilidad ciudadana

“Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”  Mateo 22:19-21

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.” Romanos 13:1-2

 

De forma excepcional e impulsado por las circunstancias propias de la llamada “jornada de reflexión”, hoy adelantaré el texto del boletín del culto de mañana pues el tema a tratar es importante. Antes de nada, quisiera aclarar como ciudadano y creyente, que jamás pediré el voto para ningún partido político en concreto, ni estoy a favor de alinearme con ninguna facción política, pues eso no corresponde a un ciudadano del reino de Dios. Lo que pido es simplemente votar, pero con responsabilidad.

No quiero que se malinterprete este texto, no quiero mezclar los asuntos de Dios con la política, lo que quiero a través de estas lineas, es hacer un llamado a la responsabilidad, y eso sí es asunto de Dios, pues forma parte de nuestro testimonio  cristiano ante el mundo. Es posible que a muchos les importe poco la política, que les resulte un asunto aburrido, complicado e inútil, porque piensan que no somos nadie para esa clase política que nos gobierna y lo que pensemos les puede dar igual. Quizá haya algo de razón en todo esto, pero no olvidemos que vivimos en una democracia que ya quisieran para sí, los ciudadanos de muchos países extranjeros. Y es hora de comportarse como ciudadanos responsables y que participan de las decisiones que se toman en nuestra sociedad, con nuestro granito de arena, en forma de voto.

Soy consciente de que muchos de los que leéis esto, no sois de aquí, y por lo tanto es más que probable que no podáis participar de vuestro voto, pero ¿Acaso eso lo único que se puede hacer? Lo veremos más adelante.

Ahora es posible que os preguntéis ¿Qué tiene que ver la política con la vida espiritual de la que siempre hablamos en estas líneas? Bastante más de lo que parece. Jesús mismo nunca se mostró partidario de ninguna facción política, pero sí que respetó a sus gobernantes y les dio su correspondiente autoridad y lugar. El pasaje de Mateo 22:21 nos revela que nuestra vida espiritual y nuestra participación ciudadana no deben de estar reñidos, y mientras sigamos en este mundo, debemos de respetar a aquellos que nos gobiernan, darles el lugar que corresponde, eso sí, con Dios y su sabiduría siempre por encima de todo.

Y es a la sabiduría, a lo que precisamente hay que apelar en estos tiempos de constante cambio, a no votar tanto con el corazón, por tradición o por castigar al partido que queremos quitar de en medio, sino que hay que votar con cabeza, buscando la justicia, (que en el caso de los hombres es limitada, pero algo queda, y a ese algo hay que agarrarse) y sobre todas las cosas, pensando qué opción será la que más beneficie los intereses de nuestra verdadera patria: el Reino de Dios.

Comenté antes que la mejor manera de expresarse políticamente es ejerciendo el derecho a voto, pero como cristianos también tenemos la esperanza puesta muy por encima de los hombres, la tenemos en Dios y es a él a quién acudimos para buscar la excelencia y el buen hacer a la hora de manejarse en este mundo caído, para recibir la mejor dirección a la hora de tomar decisiones, sean grandes o parezcan insignificantes, nuestro rumbo lo marca nuestro Dios y su palabra. Sabemos de sobra que la inmensa mayoría de nuestros políticos y gobernantes no conocen de Dios y probablemente nunca se han interesado por conocerle, ni mucho menos se tratarían de acercar a él en oración; por eso, es nuestra responsabilidad el interceder por ellos. Para muchos puede resultar extraño el orar por alguien que no nos gusta, que quizá tenga unas ideas contrarias a la nuestra, pero es nuestro deber como ciudadanos de este mundo (mientras sigamos aquí) y del reino de los cielos, y es nuestra manera de reivindicar derechos y justicia para todos, ya que la justicia de Dios es la única perfecta que hay. Para la oración y la intercesión no hay barreras, no hay límites, gente de cualquier nacionalidad, sexo, raza o edad pueden ejercerla, y es un arma mucho más poderosa que cualquier campaña electoral, manifestaciones o mítines multitudinarios. Votemos con responsabilidad, pero también oremos, por nuestro alcalde o alcaldesa, nuestro presidente o presidenta regional y por nuestro gobierno nacional. El Reino de Dios debe influir sobre el Reino de España.

A modo de postdata quisiera dejaros los enlaces a dos artículos de muy recomendable lectura:

http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/2823/Indignados-terminar-la-transicion

http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/2819/Nuestra-responsabilidad-no-termina-con-el-voto

Santiago Hernán, Madrid a 21 de mayo de 2011

Regazo

“trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” 2ª Timoteo 1:5

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre” Proverbios 6:20

La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15

El pasado domingo 1 de mayo volvimos al regazo de nuestras madres.

En los foros, grupos y redes sociales a lo largo y ancho de internet, han surgido muchos tópicos sobre las madres, a saber: “Madres que siempre saben donde están guardadas todas las cosas”, “Madres que dicen ‘Bébete el zumo, que se le van las vitaminas’”, “Madres que dicen ‘Hazme una llamada perdida cuando llegues’”, “Madres que amenazan con quitarse la zapatilla para castigar a sus hijos”, “Madres que predicen que su hijo se va a tropezar… y ocurre”, “Madres que limpian la cara de sus hijos mojando un dedo con saliva”, y un largo etc…

En la sociedad actual da la sensación que para los jóvenes, su madre es un incordio para su desarrollo personal, pues a veces parece que sus consejos, su cuidado está de más, es vergonzoso, o pertenece a otra época. Los hijos (sobre todo, adolescentes y jóvenes) del siglo XXI creen que su madre no sabe nada, y no tiene nada, o casi nada que aportar a su vida. ¡Craso error!

Son precisamente esos graciosos y anecdóticos grupos de las redes sociales, basados en esos tópicos, formulados por las generaciones actuales, los que paradójicamente dan la razón a la superioridad de la sabiduría, el esfuerzo y la constancia casi sufriente de las madres, dotandolas en muchos casos y de forma algo exagerada de propiedades sobrenaturales, por ejemplo: Las madres lo saben todo acerca de sus hijos, las madres son ‘omnipresentes’, proveen, protegen y disciplinan, se desviven por sus vástagos y sin importar su edad, son una especie de superheroínas que acuden al llamado, muchas veces silencioso, de sus hijos.

Es un alivio saber que aún hoy, se tiene un respeto máximo y admiración por las madres, en muchas ocasiones superior al que se tiene por un cónyuge o por el mismísimo padre. Y es que el refranero lo afirma claramente: “madre, no hay más que una”.

Al margen de anécdotas, bíblicamente se ha dotado a las madres de un papel vital en el desarrollo de sus hijos, de ellas depende en buena parte su futuro. Una madre negligente en la provisión, protección, cuidado y enseñanza de su hijo convierte con muchas posibilidades a su hijo, en un fracasado. En cambio, una madre virtuosa procurará la mejor sabiduría para sus hijos. Timoteo, un joven pastor del primer siglo, podría haber dado buena cuenta de ello a su mentor Pablo, ya que sabemos por su segunda carta, que su madre, y hasta la madre de su madre han inculcado la fe de este líder de la iglesia primitiva. Precisamente, varios siglos antes, uno de los personajes más sabios de la historia, Salomón, ya lo mencionó en varios de sus proverbios, alabando la valiosa instrucción de las madres, en la que seguramente incluiría la suya propia.

Es lógico pensar, sabiendo de la inmensa responsabilidad, que tienen las madres, de enseñar a sus hijos desde que reposan en su regazo,  que en la mayor parte de los casos, responden positivamente a este amor y este cuidado. Ahora bien, la pelota queda en el tejado de los hijos, pues deben de responder a ese cuidado, esa sabiduría y esa provisión, mediante la obediencia, el agradecimiento, el respeto y el amor. Ese “incordio” que creemos que es en nuestra juventud, nuestra madre, no es más ni menos, la herramienta para nuestro desarrollo infantil y juvenil, más hermosa y precisa al servicio de nuestro Dios que podemos tener en este mundo. No desechemos la vara y la corrección, no seamos necios y consentidos. Las madres virtuosas, merecen la respuesta de hijos virtuosos y sabios. ¡Feliz día de la madre!

Semana Santa

Estamos en Semana Santa y celebramos algo muy importante: La Pasión de Cristo.

Pero no una pasión por querer que se le suba en forma de talla de madera y telas en un altar, no una pasión por acaparar el protagonismo en rituales, procesiones y cultos… sino una pasión por el Reino de Dios, por la Gloria de Dios y también pasión por las almas, nuestras almas rebeldes. Por causa de nuestra rebeldía fue que Dios hecho hombre, fue a la cruz cargando con todos ellos.

Una de las citas bíblicas que mejor definen esta pasión se puede hallar en la profecía, que Dios reveló a través de Isaías, en este conocidísimo pasaje:

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.” Isaías 53:3-12

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16

Gracias a este sacrificio ¡Somos salvos!
¡GRACIAS SEÑOR. A TÍ SEA LA GLORIA Y LA HONRA POR SIEMPRE!

Regar

“De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.” Juan 16:20-21

La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.” Proverbios 10:22

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28

Es tiempo de regar. Comenzamos el mes de abril y acudiendo al refranero popular español vemos que nos indica que este mes es (o debe ser) un mes tradicionalmente lluvioso. Ya sabéis: “En abril, aguas mil” o bien “Marzo ventoso y abril lluvioso, hacen de mayo florido y hermoso”. Debería de empezar a llover.

La lluvia es algo controvertido, no le gusta a todo el mundo, es más, gusta a pocas personas. Por ejemplo ¿Donde nos gustaría estar en un día lluvioso? ¿Empapándonos en la calle? No, mejor en casa, secos y calientes. Otra cosa sería que empezara a llover en plena tarde de un caluroso día de agosto, se agradece incluso mojarse un poco, pero sabemos que eso no se da mucho. Pero estamos en abril, no hace calor todavía y la lluvia nos puede dar un disgusto en forma de resfriado si no estamos prevenidos. En lo que sí estamos todos de acuerdo es que la lluvia es un elemento totalmente necesario, sin agua no hay vida: los ríos y los lagos pierden caudal, nos quedamos sin reservas para el consumo humano, las cosechas se pierden y la fauna (en la que se incluye el ganado) queda diezmada porque los animales también tienen derecho a beber. Y además ocurre algo que nos resultará familiar y cercano por haberlo vivido hace poco más de un mes: sin lluvia, el cielo no se limpia de la contaminación de la gran ciudad. En definitiva: La lluvia nos moja, nos molesta y nos puede resfriar; pero es absolutamente vital.

¿Cuántas veces habremos dicho como cristianos la expresión “Bendiciones” o “Que Dios te bendiga” a otra persona? Cientos de veces. Casi se ha convertido en una frase hecha en nuestra rutina diaria o semanal. El problema es cuando las palabras que tanto y tanto se repiten terminan perdiendo su significado para nosotros y quizá para nuestro interlocutor. Es como cuando decimos “¿Qué tal?” o ¿Cómo estás?” Cuando muchas veces ni nos interesa la vida de la otra persona  o ni siquiera tenemos tiempo para sentarnos y preocuparnos por ello. Con las “bendiciones” ha ocurrido lo mismo.

En varios anuncios en televisión e incluso películas se nos ha dicho muchas veces aquello de “Cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad”, y con el deseo de bendiciones puede ocurrir realmente. Pero ¡Cuidado! Porque a veces no sabemos interpretar las cosas que ocurren y podemos confundir mucho esas bendiciones.

Por ello planteo esta pregunta: ¿Qué son realmente las bendiciones? Originalmente la palabra deriva de “decir bien” de una persona, o desear el bien. Pero cuanta confusión se ha podido crear cuando esa persona que decimos “bendecida” le empiezan a ocurrir cosas que denominamos “malas”: puede ser una enfermedad, la pérdida de un ser querido, la pérdida de un empleo o una mala situación personal, familiar o quizá económica ¿Dónde están las bendiciones ahí? ¿Es posible estar bendecido en medio de la tribulación? Yo creo que sí. Para cualquier persona de la calle, los problemas no serían bendición de ningún modo porque para el mundo, para estar bendecido es preciso estar cómodo, pero no es así como lo ve Dios.

La bendición se puede experimentar en medio de los problemas más grandes porque la misión de las bendiciones es hacernos crecer como personas y acercarnos más a Dios aprendiendo a depender más de él.

La gente se sigue preguntando hoy día ¿Por qué Dios permite tanta maldad y tanto sufrimiento en el mundo? ¿Por qué la gente se enferma o hay tanta injusticia? Cada caso es único y yo no estoy para dar respuesta a todas las preguntas que se hacen en este sentido, pero sí que Dios nos ha prometido una cosa: “…En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33b. Hay que confiar porque todas las cosas ayudan para nuestro bien.

¿Dios te ha regado de bendiciones en el día de hoy? ¿Te ha cubierto con lluvias de bendición? Ten cuidado porque puede ocurrir en cualquier momento. Te gustará o no. Pero estoy seguro de que a la larga te harán bien y te darán más gozo.