¡Tiempo de levantarse!

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti.” Isaías 60:1

levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2b

Se equivocan rotundamente aquellos que señalan a la iglesia como una institución humana. Muy lejos de ello, consideramos a la iglesia un organismo vivo, que crece, que progresa, que evoluciona, que se mueve, y que también se duele cuando es atacada por los problemas.

En la Palabra se dice que cuando un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan (1ª Corintios 12:26), y eso es cierto, especialmente cuando un congregación está unida, y a veces, los propios problemas hacen que nos unamos más, haciendo “una piña”, y eso es lo que ha venido ocurriendo, de manera muy especial, en estas últimas semanas en nuestra iglesia.

Gracias a Dios que salimos reforzados tras pasar por el fuego de las pruebas, y ahora llega el tiempo para levantarse.

Os animo, queridos lectores a buscar la palabra “levántate” en la Biblia (recomiendo la versión Reina Valera 1960). Mirad la cantidad de veces que aparece y sobre todo, el contexto en el que aparece este imperativo. Todas no, pero la mayoría de las ocasiones, “levántate” viene como orden directa o indirecta de Dios, tras una prueba o una dura batalla y sirve para llevar a cabo una nueva conquista, especialmente llamativo es el caso del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, sobre todo en el tiempo de la conquista del Canaán. Más tarde, en los tiempos de los jueces, los reyes, el reino dividido y luego, en el tiempo de la deportación a Babilonia ocurrió algo parecido. El pueblo escogido sufrió mucho a lo largo de su basta historia. Pero siempre hubo una palabra de aliento: “Levántate”. Una palabra que no vino sola, si que siempre vino con una orden posterior, que llevaba a la acción. Como Jesús, dijo al paralítico bajado en camilla, levántate, toma tu lecho y anda, la iglesia de hoy recibe la misma orden.

Caer, siempre caeremos. Sufrir, eso nos pasará mucho. Pero es cosa nuestra el obedecer a la voz del Señor cuando siempre que caigamos, él nos diga “levántante y resplandece”, o “levántate y conquista”, o “levántate… y anda”.

Nuestra iglesia ya esta poniendo esto en práctica. Está caminando. Hay problemas, sí es inevitable, pero ha aprendido a seguir hacia adelante. Hay varias pruebas de ello, pero pronto percibiremos algunas palpables y visibles: el pasado sábado hemos dado otro paso de gigante en la reforma de nuestro local, y aún queda todavía, pero varios hermanos de forma totalmente desinteresada, estuvieron colaborando en nuestro primer día pro-templo y el local está siendo renovado haciéndolo más amplio, más limpio y más útil. Sí, la iglesia no son cuatro paredes, somos todos nosotros, pero he ahí, en nuestro local, una prueba de lo que he estado hablando antes. Pero lo mejor está por venir, ya que tenemos hermanos listos para bajar a las aguas bautismales, Dios mediante para este próximo otoño y los discipulados siguen adelante con personas dispuestas al evangelio y a ser buenos y firmes colaboradores en la obra de Dios. Tenemos a Marc y Corina, con su magnífica tarea pastoral y con muchas novedades este año: Tras ocho años en blanco, nos fuimos de retiro de iglesia el mes pasado, tras cinco años, el grupo de jóvenes también tuvo su retiro; estrenamos nuevo equipo de Comunión Cristiana, grupo de señoras, reuniones de matrimonios, nuevo equipo de fútbol sala, incluso nos atrevimos a organizar un torneo para las demás iglesias bautistas de nuestro entorno; y el boletín semanal fue reeditado hace casi un año, el cual podéis descargar desde esta misma web.

Algo esta cambiando en Sanse. Es tiempo de levantarse. ¿Te apuntas?

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