
Campamento Urbano Bilingüe «Estudios Destello»
Del 23 al 27 de junio de 2025. Estudios Destello

Enciende tu imaginación, desata tu creatividad y prepárate para los Estudios Destello.
Comienza este verano el mejor Campamento Urbano Bilingüe para niños de 3 a 12 o más años, en la Iglesia Evangélica Bautista de San Sebastián de los Reyes.
Será del 23 al 27 de junio de 2025, en horario de 9:30 a 14:00 h, en nuestro local de Av. Castilla La Mancha, 162, San Sebastián de los Reyes. Inscríbete en el formulario que se encuentra justo debajo.
Talleres Campaña de Verano 2024
Cuatro nuevos talleres de ocio y creatividad para las tardes de la última semana de junio.
Del 24 al 27 de junio, de 17:00 h a 20:00 h. en nuestro local de Sanse. A partir de 12 años de edad. Inscripciones aquí.
Fotografía básica
Martes 25 y miércoles 26 de junio. De 17:00 a 20:00 h. Comienza a capturar como un pro, con tu cámara o con tu móvil, empezando desde lo más básico.

Macramé creativo
Lunes 24 y jueves 27 de junio. De 17:00 a 20:00 h. Crea belleza artesanal a través de entrelazar y anudar hilos de tejidos de colores y decora tu casa con tus creaciones.

Futbolines
Del lunes 24 al jueves 27 de junio. De 17:00 a 20:00 h. Practica tus giros de muñeca compitiendo sobre un futbolín reglamentario. Diviértete con las partidas más emocionantes, forma un equipo y demuestra tus habilidades.

Juegos de mesa
Del lunes 24 al jueves 27 de junio. De 17:00 a 20:00 h. Risk, Catán, Monopoly o un clásico como el parchís … ¿Te apetece una partida? Ahora tienes la oportunidad de jugar y divertirte entre amigos.

Campamento Urbano Bilingüe «Playa Roca Rompeolas»
Del 24 al 28 de junio de 2024. ¡Únete a la aventura!

Ya se está organizando el campamento urbano para niños de 4 a 11 años, en la Iglesia Evangélica Bautista de San Sebastián de los Reyes, y para ello traeremos una playa ¡Sí, una playa a Sanse! para que los niños puedan descubrir las verdades inamovibles de nuestro Dios, tan inamovibles (o más) que la roca rompeolas de nuestro campamento urbano.
¡La aventura espera cada día mientras los niños exploran la poza de marea, vislumbra una orca saltando entre las olas, contempla los alegres leones marinos jugando entre las rocas bajo magníficos pinos y observan las poderosas olas chocar contra la inamovible Playa Roca Rompeolas!
Será del 24 al 28 de junio de 2024, en horario de 9:30 a 13:30 h, en nuestro local de Av. Castilla La Mancha, 162, San Sebastián de los Reyes. Inscríbete en el formulario que se encuentra justo debajo.

Cuando el pasado se vuelve un ídolo

“Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría”
Eclesiastés 7:10
A medida que uno crece, y parece que a partir de los 30 (como es mi caso), pensamos en los tiempos pasados con nostalgia. Recordamos lo de antaño con alegría y concluimos: «Aquellos tiempos fueron los mejores». Y casi siempre coincide, como es lógico, con nuestra juventud, cuando no había demasiados quebraderos de cabeza, dormíamos sin despertarnos por la noche y nuestro cuerpo aguantaba lo que le echábamos.
Pero esta experiencia individual es semejante en lo colectivo de la humanidad misma. Cada época habrá visto con nostalgia su pasado glorioso. Los últimos habitantes del imperio romano habrán echado de menos la gloria de los días antiguos cuando los bárbaros rompieron con su fuerza; los últimos resquicios del medievo se habrán llevado las manos a la cabeza al ver la gloria de la cristiandad siendo consumida por el humanismo y la era de la razón posteriores; en el siglo XX y XXI parece que sufrimos al no contemplar aquellos últimos reductos de ‘lógica, razón o verdad absoluta’ que todavía se mantenían.
Vivimos en un mundo extraño. Hoy lo llaman posmoderno y poscristiano. Quizás sintamos la tentación de preguntarnos lo que el Eclesiastés en el texto que encabeza esta reflexión, pero su respuesta es tajante: no hallarás sabiduría en una pregunta así, acerca de por qué cualquier tiempo pasado fue mejor. Mientras tanto, nos toca vivir en la época que nos ha tocado y continuar como Iglesia recuperando en nuestra vida y enseñanzas el mismo evangelio de Jesús que hace 2000 años. Lo que Cristo hizo no tiene fecha de caducidad en ese sentido. El evangelio tiene la peculiaridad de que no pertenece a ninguna época en concreto, pero es válido para todos los tiempos. Esa es la paradoja que debemos sostener si queremos ser útiles a nuestra generación y época.
Dios quiera que busquemos y pidamos sabiduría para saber cómo actuar y seguir proclamando la verdad del evangelio (y no sucedáneos) en esta era, para que no nos ocultemos en nuestra burbuja segura, pero tampoco nos fundamos con el espíritu de este mundo. La misma verdad de la muerte y resurrección de Cristo – o sea, el Evangelio – es, según Apocalipsis 14:6, el «evangelio eterno».
Artículo del Pr. Jesús Fraidíaz
Misión y participación
“Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.” Jesús en Juan 17:18
Durante siglos, e incluso desde antes del nacimiento de la iglesia, tal y como la conocemos hoy, siempre ha habido un importante grupo de creyentes que, en su afán de mantener pura su devoción a Dios, tendían a aislarse del resto del mundo. De ahí, que tengamos desde grupos judíos como los esenios hasta los amish cristianos de hoy en día, pasando por los ermitaños, o los monjes, que buscaban lugares remotos para apartarse del resto de la sociedad, restringiendo además su contacto al máximo.
Hoy en día, hay cristianos, que no pueden permitirse “el lujo” de llevar una vida así, pero sí que critican con dureza toda manifestación cultural de la sociedad moderna rechazando así, desde las producciones musicales, cinematográficas o literarias que llaman “seculares”, o la política, hasta impidiendo que otros creyentes, especialmente los más jóvenes, tengan amistades del mundo, o hagan muchas de las cosas que hacen los chavales del mundo (entendiéndose cosas no pecaminosas en sí). Es otra forma de aislarse, sin hacerlo.
Sin darse cuenta, este tipo de creyentes lo que está haciendo es derribar los posibles puentes que puedan unir a esas personas con el evangelio.
Somos ciudadanos del cielo, eso no lo debemos olvidar, pero mientras pisemos esta tierra no dejamos de ser también ciudadanos de este lugar donde estamos y estamos llamados a participar de aquello de lo que participa “el mundo”, como por ejemplo, a final de este mes, las elecciones autonómicas y municipales, interesándose por lo que se propone desde cada candidatura, y votando (o no) en consecuencia (sabiendo que ningún candidato es perfecto ni nos “salvará” de nada).
Porque es aquí donde nos envió Jesús, no al monte o al desierto, y restauremos los puentes que muchos han derribado durante siglos.
Artículo de Santi Hernán
La misión de Jesús
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
Juan 3:17

Si le preguntamos a cualquier cristiano que recite un versículo de memoria, el 99% de todos te dirán, entre otros muchos, el archiconocido Juan 3:16 (seguro que no hace falta abrir la Biblia o mencionarlo aquí porque estoy convencido de que lo tenéis en vuestra mente). Muchos teólogos consideran que este pasaje es como un resumen de la Biblia, y es uno de los versículos favoritos para compartir el evangelio con quienes aún no creen. Sin embargo considero que para comprender con mayor amplitud la misión de Cristo en el mundo, hay que seguir leyendo, por lo menos, el versículo que le sigue, el 17.
Y este pasaje es importante porque aquí nuestro Señor menciona una palabra concreta que llama enseguida la atención por su contundencia: “condenar”. Este verbo lamentablemente se ha usado demasiado a la ligera en el mundo cristiano (especialmente el católico), durante muchos siglos, incluso hoy, en muchos contextos (incluso evangélicos), con el afán de culpar a cualquier persona por cualquier cosa o para resaltar al pecado incluso por encima de la propia gracia, en determinados grupos, especialmente de corte fundamentalista.
Pero ahí tenemos a Jesús, revelando el núcleo de su misión a un fariseo (Nicodemo) cuya teología se basaba en reglas, ritos, juicios y condenas. Dios hecho hombre diciendo que vino a salvar al mundo, no a condenarlo.
Por supuesto, hay que buscar la santidad, pero eso no viene de nosotros, sino que viene de buscar al propio Dios Santo. No hagamos de la santidad un Dios al que adorar, sino busquemos al Cristo cuya misión fue, es y será el seguir salvando al mundo para que crea en Él y no se pierda.
Artículo de Santi Hernán