“Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
Todo lo que respira alabe al SEÑOR.
Aleluya.”
Salmo 150
“cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias al SEÑOR, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan al SEÑOR, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa del SEÑOR” 2ª Crónicas 5:13
Os invito a hacer un ejercicio de imaginación. Cuando veáis cualquier cosa por la tele, o en el cine, cualquier imagen, video, anuncio o escena… imaginadlo sin música, probad a eliminarla en vuestra mente. Imaginaos a las imágenes acompañadas sólo con la voz del locutor, los diálogos de una película de una película romántica, en el típico beso que se dan los protagonistas, o la típica escena de terror o suspense, o la clásica persecución de las películas de acción o aventura. Imaginaos esas escenas que nos emocionan tanto… ¡Sin música! O tomad cualquier anuncio en el que las imágenes parecen ir al compás de alguna melodía pegadiza. Vayamos a la vida real: Por ejemplo, una boda: donde no hay marcha nupcial, ni ninguna otra canción para comenzar, ni para finalizar, no hay vals, ni verbena posterior, o quizá os podéis imaginar una fiesta, un viaje en coche, un centro comercial … o un culto cristiano. ¿A que sería muy diferente?
No podemos concebir nuestro mundo sin música, forma parte de nuestra vida. A todo el mundo le gusta, otra cosa es el estilo que se prefiera, pero en esta sociedad globalizada, hay estilos para todos, y si no los hubiese, se inventan, no hay cultura que no tenga su música. Así es la creatividad y la capacidad humana, habiendo millones de canciones y melodías, podemos inventar más. ¿Pero es realmente humana esta capacidad? ¿Es la música un invento humano? La música es uno de los artes más excelsos y probablemente, el más reconocido, sus orígenes son más viejos que la propia historia del hombre, lo que deduce que lejos de ser algo nuevo, es una reinvención y una evolución constante, pero al igual que la literatura, la pintura, la danza o la escultura, tiene una inspiración que en ocasiones va más allá de nuestro limitado conocimiento… la música es algo humano pero de inspiración puramente divina, otra cosa es la letra de las canciones.
Me atrevo a decir esto, porque si hay algo que diferencia la música del ruido, es nuestra propia percepción, exclusiva de nuestra especie, es decir, podemos componer y distinguir algo con armonía, melodía y ritmo, algo tan preciso y matemático como bello, podemos “encerrarlos” en compases de cuatro por cuatro, escalas de Sol o de Fa, darle un tono agudo o grave y un tempo piano o allegro, como se quiera y como suene mejor. Existe la clásica, el jazz, el rock & roll, la salsa o la fusión; cualquier estilo vale, si se usa adecuadamente. Y es que, la música, como todo en este mundo, puede servir para el bien, o para el mal, para exaltar a Dios o para levantar el ego de un buen músico. Todo depende del uso que le queramos dar. También puede ser para alabar al Señor por sus proezas, o para fomentar el odio y la discordia. El pecado lo ha distorsionado todo, y también la música.
No olvidemos nunca el verdadero propósito de este noble arte. Con tus gustos y posibilidades: desde un culto como el de hoy, o desde tu coche; en una fiesta, o tratando de entonar en la ducha; no olvides, que la música es creación de Dios y su propósito principal es exactamente el mismo que el propósito por el que estás pisando tú este planeta, para dar la gloria a Él. Por lo tanto, haz tuyas cada día, las palabras del salmista, en el último, pero no menos importante salmo (150). Con los instrumentos, con las voces, con tu arte ¡Todo lo que respira, alabe al Señor!