Referencia

“La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez.” Proverbios 20:29

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” 1ª Pedro 5:5

 

En 1976, se estrenó una película de ciencia-ficción llamada “La fuga de Logan”. Trata de una sociedad futurista, inmersa en el siglo XXIII, en el que una aparentemente idílica y joven sociedad vive como le place en una ciudad encerrada en una gran cúpula. Esta sociedad esta siendo controlada por una supercomputadora y se establece socialmente que todo hombre y mujer que alcance la edad de 30 años, debe de participar en una ceremonia pseudo-religiosa de “purificación”, en la que en realidad, estos individuos son eliminados, dejando la población con ese límite de edad, y en la que obviamente no existen los ancianos. El protagonista huye de esta ciudad acompañado de una mujer de la que se enamora y fuera de la cúpula descubre un mundo nuevo y desconocido, lleno de naturaleza y donde descubren a un anciano… no voy a destripar más de la peli, por si os apetece verla.

Hoy voy a hablar de nuestros mayores, y he de decir, que el panorama actual en occidente es desolador: Abandonos en gasolineras, reclusión en residencias sobrepobladas y con mala atención, olvidos de parte de hijos y nietos… excepto cuando los hijos necesitan de sus padres para cuidar de los nietos. La sociedad en general les ignora centrándose en la población juvenil y activa, que es la que se supone que genera más riqueza y la que más participa de la cultura del consumo.

Hace unos pocos años saltó la alarma por la baja natalidad en España y el envejecimiento progresivo de la población. Y no se trata de equilibrar la pirámide poblacional porque sí, se trata de una cuestión práctica. Los jóvenes con su trabajo generan más dinero para la Seguridad Social, que revierte en pensiones para los mayores, que ya no pueden trabajar. Si no hay más jóvenes, el sistema se vuelve insostenible. En el sistema capitalista las generaciones más avanzadas necesitan de las más jóvenes. Pero ¿Y al revés? ¿Los jóvenes necesitamos de los mayores? A la vista de la egocéntrica, productora y vanidosa sociedad occidental, la respuesta es no. Pero a niveles más importantes, tales como la moral, la experiencia vital y espiritual, la aportación anciana se hace imprescindible. Por eso, he titulado esta reflexión: “Referencia” en honor a lo que deben de ser nuestros mayores en este siglo XXI, una gran referencia, porque ya sólo con su recorrido a lo largo de la vida, se pueden convertir para las siguientes generaciones en un ejemplo, tanto para lo bueno, como para lo malo.

A veces me pregunto, que como es posible que habiendo pasado siglos, incluso milenios, desde que el ser humano pisa este planeta, caigamos en los mismos errores una y otra vez, como es posible que no aprendamos de lo mal que lo hicieron las generaciones pasadas y volvamos a los mismos caminos. El corazón humano nos tiene mucho que revelar al respecto, pero está claro que también existe una terrible falta de comunicación, de respeto y de confianza entre las generaciones antiguas y las actuales, y es en buena parte de la culpa, por las generaciones actuales. Nosotros, los jóvenes, pensamos que las batallitas del abuelo no nos importan, ni nos incumben, porque antes no es como ahora. ¡Falso! Pueden cambiar las formas y los estilos, pero el pecado es el mismo, el corazón humano esta igual de corrompido hace 40 años que ahora, los malos deseos son los mismos, y no queremos saber cosas tan vitales, como que este país se peleó consigo mismo por diferencias de ideales, que hay mucha gente que piensa diferente y debemos de respetarlo, y que este tiempo de crisis no es nuevo y su origen es el mismo que en el pasado: la codicia de todos. Errores del pasado que se pueden subsanar, escuchando un poco más la sabiduría y la experiencia de quienes ya han vivido mucho… y lo que el Señor les permitirá por vivir. Su bienestar depende de nosotros, que todavía tenemos todas las fuerzas disponibles.

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