Rechazar

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente” Efesios 4:22-23

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:13-14

Al margen de lo que se piensa, la juventud de hoy en día esta cada vez más comprometida, ya está escapando de la indiferencia y hace mejor lo que se propone. Me imagino que la crisis que lleva instalada en el mundo occidental desde hace unos años, es en parte responsable de esto y esta despertando a una generación que se indigna, pero que trata de luchar para defender sus derechos.
En la iglesia, está ocurriendo algo parecido, pero la tendencia es más lenta, pues muchos no son conscientes de que se están jugando, no solo su futuro en la tierra, sino su eternidad. Hay una nueva generación de jóvenes que quieren comprometerse con el Señor y tratan de buscarle como una escapatoria al comportamiento negligente de esta sociedad adulta en cuanto a los valores se refiere.
Lamentablemente, la cultura de la comodidad y la falsa “prosperidad”, de unos padres que dan todo y consienten aún más a sus hijos, está tan arraigada, que la vida espiritual de muchos de estos muchachos se ve afectada gravemente. No se ha enseñado correctamente a decir NO, no han aprendido a renunciar. En los (pocos quizá) años que llevo como líder juvenil, ha detectado lo siguiente: Sí, es cierto, quieren comprometerse, servir al Señor, pero no quieren abandonar lo que hacían cuando aún no habían recibido el evangelio, o quizá aceptado. Lo que no saben es que tomando esta postura, no sólo seguirán más confundidos aún, sino que además serán un pésimo ejemplo para una sociedad que quizá ya no ve diferencia entre ser cristiano y no serlo.
Debemos de recordar siempre las palabras del apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, cuando dice: “No os conforméis a este mundo.” y es que el mundo sigue siendo muy atractivo para los jóvenes. Ya puedes esforzarte en ofrecerles la mejor y más divertida oferta de actividades, que el mundo siempre ofrecerá algo que les parecerá mejor, en ciertas ocasiones prohibido, en muchas ocasiones peligroso, pero siempre tentador y pecaminoso. Por supuesto, un joven siempre va a preferir probar el sexo antes que irse a jugar el fútbol con los chavales de la iglesia. Una joven preferirá el subidón de unas copas de alcohol, antes del “subidón” espiritual que trae consigo un buen tiempo de alabanza y oración, y un joven preferirá las alucinantes y psicodélicas experiencias con las drogas antes que la experiencia de vivir alejado de ellas, luchando cada día.  ¿Como se combate todo esto? El versículo lema de nuestro retiro, y de nuestra temporada en la UJBM no acaba en la expresión “… este mundo.” más bien da la clave: “Sino transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento”. Esto se expresa mejor como cuando tenemos que ventilar una habitación por la mañana. El aire viciado y caliente no se irá por su cuenta y dejará el cuarto vacío, sino que el aire limpio de la calle entrará y sacará el aire sucio del interior. Así el joven debe de llenar su mente con cosas positivas para sacar la maldad de dentro. Esas cosas las saca precisamente el Señor Jesús, una vez le ha aceptado en su corazón, pero no debe de quedar ahí, debe de perseverar en los caminos del Señor, que cuando les llamamos así “caminos” es que no es un punto y final, sino una ruta, una trayectoria que se va recorriendo a lo largo de toda la vida. Un camino estrecho por el que pasa sólo lo imprescindible y donde el joven aprende a decir “no”, a todas aquellas exquisiteces que el mundo les ofrece día tras día. Es la hora de renunciar, despojarse y abandonar, transformarse y renovar la mente, para probar lo mejor que un joven, o un adulto ha probado nunca, la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.

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