Febrero: Énfasis en el ministerio pastoral

“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.” 1 Tesalonicenses 5:12-13

Este mes, haremos énfasis en el ministerio pastoral, cuyo día especial celebraremos, Dios mediante, el próximo domingo 17 de febrero. Y tal y como se indica en el pasaje de cabecera, es un ministerio sensible, responsable, de arduo trabajo y que, por lo tanto, ha de ser reconocido, respetado y, en definitiva, amado.

Aunque el pastor cuida de sus ovejas, así como Cristo hace con nosotros, el pastor, como siervo de Cristo, ha de ser cuidado también, y esto trae consigo una serie de implicaciones.

Algunas de esas implicaciones ya las hemos leído en el pasaje propuesto de cabecera, pero sin duda podemos ampliar y concretar.

Primero, el pasaje habla de “reconocer” a los que trabajan entre nosotros, y este reconocimiento originalmente se refiere a querer conocer o percibir conscientemente su trabajo, pero en realidad puede tener más significados, pues implica, en este contexto, junto al resto de exhortaciones de Pablo, algo más que simplemente ver lo que ellos están haciendo.

Porque unas palabras de apoyo y de ánimo hacia ellos son siempre buenas, pero también hay que colaborar en todo lo que se pueda con ellos, especialmente cuando solicitan esta colaboración. Pero también está la atención económica. El conocido pasaje bíblico “el obrero es digno de su salario”, aparece 3 veces en el Nuevo Testamento, y en dos de ellas, de boca del mismísimo Jesús (Mt 10:10 y Lc 10:7), la otra fue mencionada por Pablo en su primera carta pastoral a Timoteo (1 Ti 5:18). A ellos, al igual que a cualquiera de nosotros no les llueve el maná del cielo y han de atender gastos y obligaciones, como cualquiera de nosotros, y para eso están nuestros diezmos y ofrendas, que con gozo y responsabilidad aportamos todas las semanas.

Cuando Pablo habla de trabajar “entre vosotros”, se refiere a que los buenos siervos, están cerca de la gente, rodeados de la gente, no se atrincheran en la atalaya de un púlpito sino que se mezclan, y esto es una implicación personal, sobre todo, con los problemas de la gente. Esto, por supuesto puede ser una llamada de atención a los pastores (en general), a no refugiarse en el púlpito… recordemos, los pastores han de cuidar de sus ovejas.

Segundo, habla de que presiden, es decir, que van delante, que se colocan en lugar de cierta responsabilidad y prominencia, pero no para destacar de manera egocéntrica, sino ubicándose en un lugar de especial delicadeza, pues desde ahí recibirán la mayor parte de los golpes por su gestión y serán los que cuyo trabajo y vida personal se verá con mayor minuciosidad.

Y tercero, habla de que “os amonestan”, y es que cuentan con la autoridad que les confiere la Biblia, de la misma manera que siervos como Pablo, Timoteo, Tito, Silas, Bernabé, Apolos o los apóstoles tuvieron en algunas de las mayores iglesias de los primeros años del cristianismo ¿Qué habría sido de la Iglesia de Cristo si estos (u otros) siervos no hubieran hecho uso de la autoridad sobre sus congregaciones? Podemos ver  esta autoridad en las cartas pastorales, o en algunos escritos de Pablo, como a los Gálatas o a los Corintios (los cuales estamos estudiando los domingos a las 11). De no ser por esta disciplina la Iglesia habría estado descarriada y perdida.

Por último, Pablo exhorta a los tesalonicenses, y por extensión a toda la Iglesia de Cristo en el mundo, a tener a los siervos (como los pastores) en “mucha estima y amor por causa de su obra”, evidentemente si hemos de estimarlos por ser hermanos en la fe, aún más, por la dureza y responsabilidad de su trabajo (y recuerdo que no consiste en sólo predicar).

Puedes colaborar, reconocer y tener en gran estima a los que trabajan entre nosotros (sobre todo los pastores), y puedes hacerlo de muchas maneras. Sugiero una cosa ¿Qué tal si comienzas este apoyo, orando por ellos?

Santi Hernán

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