Enero: énfasis en el servicio

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” 1 Corintios 12:4-6

A partir de ahora, todos los meses haremos un énfasis en una determinada cuestión diferente de la vida de la iglesia. Aunque pensamos en nuestra iglesia, también puede ser útil para cualquier iglesia de nuestro entorno cercano (Madrid, España), pero teniendo en cuenta que internet es un medio sin fronteras, estas informaciones pueden ser útiles para cualquiera de cualquier parte del mundo.

Este mes, y con la reunión de asamblea que tendremos el día 27 de enero, en mente, haremos énfasis en el servicio en la iglesia (aunque somos conscientes que muchas de las iglesias de nuestro entorno también celebrarán reuniones similares a la nuestra en esas mismas fechas).

Cuando pensamos en el servicio, es inevitable acordarnos de un pequeño grupo de servidores, a los que se les llama Diáconos. Los encontramos de forma oficial, por primera vez en Hechos 6:1-7 Estos diáconos, originalmente se dedicaban a servir a las mesas. La iglesia se reunía para adorar, para orar, para estudiar la Palabra, pero también para comer juntos, y los diáconos les servían. Con el paso del tiempo sus funciones se sofisticaron, y se extendieron, atendiendo a las diversas funciones y necesidades de la iglesia, de ahí que Pablo escribiera acerca de este asunto a los corintios (pasaje que encontramos más arriba). Pero como son necesarias tantas funciones es imprescindible que se implique a toda la iglesia. Recordad que la mies es mucha y los obreros son pocos.

Es bueno tener diáconos que coordinen el trabajo en la iglesia y que sean los primeros en servir, pero es mejor que éstos sean apoyados por el resto de la iglesia, no sólo con su voto o aprobación, o con palabras de ánimo (que siempre se agradecen), sino con su colaboración desinteresada. Si la iglesia entera, con todos sus miembros y con toda su congregación se implicara. Cada hermano o hermana, por supuesto, siempre en función de sus fuerzas, siempre conforme lo que el Señor le permita. Porque no es un pastor o un consejo de diáconos los principales encargados de ubicar a los siervos en el lugar que le corresponde, sino que es el Señor, en la persona del Espíritu Santo, repartiendo los dones como Él así ha dispuesto, el encargado de poner orden en la iglesia.

Cada cual es responsable de descubrir su don, desarrollarlo y ponerlo en funcionamiento. Por supuesto, los pastores y demás liderazgo de la iglesia, puede ayudar a orientar en el descubrimiento y puesta en funcionamiento de cada don. ¿Aún no sirves en tu área o en tu iglesia? ¿A qué esperas? ¡Ponlo en oración y pide que el Señor te guíe! Reflexiona y ponte a pensar dónde puedes ser más útil, piensa qué puede ser lo que haces con mayor gozo y con mayor pasión ¿Qué es lo que mejor se te da?. Luego, ofrécete a tu pastor o equipo pastoral, o al consejo y pregunta qué áreas faltan por cubrir o usa tu imaginación y habla con el liderazgo sobre abrir nuevas áreas que, a lo mejor puedan ser de buen testimonio para la iglesia y para el mundo. Créeme que en la iglesia no hay desempleo, y aunque no sea remunerado, el galardón del Señor puede ser aún mayor que cualquier tesoro en la tierra.

Santi Hernán

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