Brevísima historia de la Música en el Culto Cristiano V

La música en la Iglesia después de la Reforma Protestante.

Con posterioridad a los procesos de la Reforma y la subsiguiente reacción de la Iglesia Romana, puede decirse que coexistieron dos modos diferentes de utilizar la música en el culto cristiano. Las iglesias litúrgicas, llamamos así a la Católica romana y a las Ortodoxas orientales, mantuvieron la especialización del canto litúrgico, utilizando coros de monjes para entonar los distintos cantos utilizados. En la iglesia en occidente se desarrolla el canto llano o gregoriano, prácticamente hasta nuestros días; y las iglesias orientales mantienen las antiguas formas musicales propias de su liturgia. Por su parte las iglesias reformadas y las que se suman al proceso reformador, mantienen y desarrollan el canto congregacional, componiéndose multitud de himnos y cantos espirituales para su utilización en el culto y las diversas actividades de la Iglesia.

Pero no podemos dejar de mencionar un movimiento surgido entre las iglesias reformadas durante los siglos XVII y XVIII, conocido como Pietismo. Hacia el principio del siglo XVII el luteranismo se había convertido en un sistema doctrinal intelectual, frío y árido. Como reacción a ese estado de cosas, y enfatizando la fe personal, comenzó un movimiento de reforma dentro del luteranismo alemán cuya influencia se expandió más allá de Alemania. Sostenía la importancia de la experiencia personal y mostraba gran preocupación por la educación y los asuntos sociales. Igualmente el Pietismo hizo suya la responsabilidad misionera que el luteranismo no había tenido en cuenta.

En la Inglaterra del siglo XVIII, e influido por un grupo pietista, los Hermanos Moravos, surge un movimiento promovido por Juan Wesley que enfatizaba la relación personal con Jesús y la santidad de vida. En un viaje con objetivos misioneros, Juan y su hermano Carlos, coincidieron en el barco que los llevaba a América del Norte, con un grupo de hermanos moravos, pietistas procedentes de Checoslovaquia. Les llamó la atención su manera de cantar, así como la serenidad y seguridad que manifestaron durante una tormenta que azotó  al barco en que viajaban. Tras el fracaso de la misión en América y su regreso a Inglaterra, primero Carlos y unos días después Juan, tuvieron una experiencia de salvación personal que marcó en los adelante toda la vida y ministerio de los hermanos Wesley.

Para el objetivo del presente trabajo, nos centraremos en Carlos Wesley, quien poseía una gran habilidad para la composición poética, atribuyéndosele la composición de más de seis mil poemas. Muchos de ellosfueron musicalizados para el canto congregacional; algunos de ellos muy conocidos y todavía cantados en las iglesias evangélicas. Son notables “Cariñoso Salvador”, “Oíd un Son en la alta esfera” y “El Señor resucitó”, por mencionar sólo tres de los más conocidos.

Debemos también mencionar el auge del movimiento misionero durante los siglos XVIII y XIX, con el que comenzó una gran expansión de las distintas denominaciones protestantes. Este movimiento de difusión evangélica también se apoyó en la música, componiéndose infinidad de himnos y cantos de contenido misionero y de llamamiento a aceptar el mensaje cristiano.

En las colonias inglesas de norteamérica surge en esta época, una forma musical que tendrá una gran repercusión en el futuro de la música evangélica. Allí fueron trasladados muchos africanos debido a la infame trata de esclavos que se desarrolló en todas las colonias americanas. Los esclavos en las colonias inglesas fueron evangelizados, convirtiéndose muchos de ellos. En sus cantos de alabanza y adoración, expresaban su triste condición en la que eran forzados a trabajar sin casi descanso. En esos cantos se expresaba también la añoranza de la patria perdida y el anhelo por llegar a la Patria Celestial. Estos cánticos se conocen como espirituales negros, “Negro Spirituals”, los cuales fueron la fuente donde bebieron otros géneros musicales como el Jazz y el Gospel moderno, del cual hablaremos en otra ocasión. Los títulos de las canciones muestran el sentir de sus autores e intérpretes en medio de tanta penuria: “Josué peleó la batalla en Jericó”, “Ve Moisés y dile a Faraón”, “Nadie sabe los problemas que veo”, “Escucha, Señor, el llanto de tus ovejas”, y muchos más que hablan de la obra de Dios, la ayuda que les ofrece en su triste situación y el final de ésta cuando se encuentren con el Señor al “cruzar el río”. Ponemos como ejemplo “Sometimes I feel like a motherless child”, “A veces me siento como un huérfano de madre”; que expresa como el autor se siente  lejos del hogar materno. Lo escuchamos en la voz del magnífico y famoso bajo negro, ya desaparecido, Paul Robeson, que expresa muy hermosamente la melancólica nostalgia del esclavo. Es un género musical que vale la pena conocer y apreciar.

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También en el siglo XIX y XX, se produce el nacimiento y auge del movimiento pentecostal o de renovación carismática, que imprime una dinámica musical que exalta el papel del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y los creyentes; alcanzando a las iglesias tradicionales, incluso a la católica.

El Himno:

En esta ocasión, presentamos uno de los himnos de Carlos Wesley, y escuchamos una versión de “Cariñoso Salvador” en el vídeo a continuación. La letra del himno es traducción de Thomas Westrup.

Tomas M. Westrup (1837-1909)

Hace más de un siglo la familia Westrup salió de Londres y se radicó en México, cuando Tomás tenía sólo quince años. Allí aceptaron el mensaje de la Biblia, y pronto cada uno pudo testificar: “Ya pertenezco sólo a ti, Cordero de Dios, heme aquí”; palabras del himno “Tal como soy”, que Tomás tradujo del inglés. Tanto él como su hijo Enrique, escribieron y tradujeron centenares de himnos. Obtuvieron una imprenta y publicaron libros, tratados y un himnario en tres volúmenes: “Incienso Cristiano”. Además de “Cariñoso Salvador”, tradujo, entre otros, los himnos“Loores dad a Cristo el Rey”, “Con voz benigna”, “Fuente de la vida eterna”, “Tentado no cedas”, “No te dé temor”, “Roca de la eternidad” y compuso la letra del himno “Dicha grande es la del hombre”.

Cariñoso Salvador:

Cariñoso Salvador,
huyo de la tempestad
a tu seno protector.

Fiándome de tu bondad.
Sálvame, Señor Jesús,
de las olas, del turbión;
hasta el puerto de salud
guía tu mi embarcación.

Otro asilo aquí no hay,
indefenso acudo a ti;
mi necesidad me trae,
porque mi peligro vi.
Solamente en ti, Señor,
hallo paz, consuelo y luz;
vengo lleno de temor
a los pies de mi Jesús.

Cristo, encuentro en ti poder,
y no necesito más;
me levantas, al caer;
débil, ánimo me das.
Al enfermo das salud,
vista das al que no ve.
Con amor y gratitud
tu bondad ensalzaré.

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Hasta la próxima, que Dios te bendiga.

Artículos anteriores:

Brevísima historia de la Música en el Culto Cristiano I

Brevísima historia de la Música en el Culto Cristiano II

Brevísima historia de la Música en el Culto Cristiano III

Brevísima historia de la Música en el Culto Cristiano IV

Un comentario

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