1.- Origen de la Navidad y el Adviento.

Rembrandt: Adoración de los pastores.

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. (Juan 1:14, NVI)

¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. (Apocalipsis 22:12-13, NVI)

Por extraño que pueda parecer, los primeros cristianos no celebraban la Navidad. La más antigua celebración cristiana es el Domingo de Resurrección, observándose al principio la “semana cristiana”, cuyo gran día era el domingo, día de la Resurrección del Señor. Desde fecha muy temprana, comenzó a celebrarse un domingo especial como el gran Día de la Resurrección y en la víspera, después de un largo período de preparación,  se acostumbraba a bautizar a los nuevos convertidos. Las últimas semanas de esta preparación, requerían una disciplina especial y se convirtieron poco a poco en la Cuaresma que quedó fijada en cuarenta días.

El día del nacimiento del Señor no pareció interesar a los primeros cristianos, en parte porque, mientras se sabía la época del año de la crucifixión y la resurrección por coincidir con la Pascua judía, es imposible saber en qué época del año nació Jesús. Algunos cristianos se percataron del valor de celebrarlo y hacia el año 200 algunos lo celebraban el 20 de mayo, otros lo hacían el 20 de abril y otros el 17 de noviembre, variedad de fechas que creaba confusión.

El interés en celebrar el nacimiento de Jesús aumentó a mediados del segundo siglo, cuando surgieron en la iglesia grupos que negaban la humanidad de Jesús. Decían que el Salvador era un ser puramente espiritual cuyo cuerpo físico era sólo una apariencia. Otros decían que aunque su cuerpo era real, estaba hecho de una sustancia espiritual distinta del resto de los hombres. Algunos llegaron a afirmar que Jesús no nació y creció como cualquier hombre, sino que apareció como un hombre adulto poco antes de comenzar su ministerio. Esta doctrina es el “docetismo”, palabra derivada de un término griego que significa “parecer”, considerada muy peligrosa a la fe cristiana una de cuyas doctrinas principales es que Jesús vino en carne. En medio de estas controversias, comenzó en la iglesia el énfasis en el nacimiento físico de Jesús. Algo de esto puede verse en el prólogo al Evangelio de Juan, la Primera carta de Juan y en el Credo de “los Apóstoles” que declara “…nació de la Virgen María”.

Poco a poco se generalizaron dos fechas para celebrar el nacimiento de Jesús: una el 6 de enero, llamada “de la Epifanía” o manifestación, fecha en la que se celebraba el bautismo de Jesús, y el 25 de diciembre que se generalizó principalmente en Roma, convertida de una fiesta pagana al “Sol Invicto” para celebrar el nacimiento del “Sol de Justicia”, Jesús. A mediados del siglo cuarto se celebraban estas dos fechas que fueron compenetrándose hasta que al final del mismo siglo casi todos los cristianos celebraban el nacimiento del señor el 25 de diciembre y el 6 de enero como día de su bautismo y de la llegada de los magos de oriente.

La palabra “Adviento”, que quiere decir venida, identifica un período hacia el final del año cuando los cristianos se preparaban especialmente para la segunda venida del Señor. Pero a medida que se estableció la costumbre de celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, el Adviento se fue transformando en un tiempo de preparación, no ya solamente para la Segunda venida del Señor, sino también para celebrar su primera venida en Navidad.

Debemos señalar que por muchos siglos el Adviento fue visto como un período de penitencia y ayuno y no de celebración, debido al paralelismo que se hizo con la Cuaresma, época de preparación para celebrar el Viernes Santo. A esto contribuyó el que muchas iglesias acostumbraran a bautizar en el día de la Epifanía (día del bautismo del Señor) a los creyentes que no lo habían sido en Resurrección o Pentecostés. Como éstos debían prepararse para el bautismo en ayuno y penitencia y el resto de la iglesia los acompañaba, el Adviento se tuvo como tiempo de penitencia.

Recientemente se ha tendido a recuperar el sentido original de esta estación, principalmente de expectativa y de confianza en las promesas del que vino y ha de venir, y se trata no de una época de duelo y penitencia, sino al contrario, de un tiempo de gozo y celebración.

Así pues, en Adviento y Navidad, celebramos que “el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros”. Juan 1:14ª (Versión Popular).

(Continuará)

Adaptado del libro “Probad los Espíritus” de Justo L. González.

La celebración del Adviento y la Navidad no está completa sin la buena cantidad música de Navidad. Puesto que en Adviento se nos invita a prepararnos para acudir a Belén, queremos comenzar esta serie con el canto de invitación a la Navidad por excelencia: el tradicional Adestes Fideles, el conocido “Venid fieles todos” en español. La interpretación corresponde al concierto de Navidad en Viena en el 2008. Se canta por solistas y coro en latín e inglés. Lamentablemente no he podido conseguir una buena interpretación en español. Espero que lo disfruten.

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Hasta la próxima entrega, que Dios los Bendiga.

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