“El amor al dinero es la raíz de todos los males, el cual codiciando algunos se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”1ª Timoteo 6:10
La Biblia no dice que el dinero es la raíz de todos los males, sino el amor a él.
El deseo de dinero tiende a convertirse en una sed insaciable. Había un proverbio latino que decía que la riqueza es como el agua del mar; lejos de colmar la sed, la intensifica cuanta más obtiene, más se quiere.
El deseo del dinero se basa en un deseo de seguridad pero no la puede comprar. Ni puede comprar la salud, ni el amor. El hombre, la mujer puede estar tan apegada al dinero que nunca podrá ser feliz, es más, puede perder la vida física y lo peor de todo, la vida eterna.
Hace mucho leí un artículo acerca de un banquero en la provincia de Lérida.
Resulta que este banquero guardaba el dinero en el sótano cuyos muros estaban forrados de dinero. Este banquero no bajaba todos los días al sótano, sino que se pasaban semanas y meses.
Un día tuvo que bajar a coger algo y tal fue su sorpresa que vió la llave puesta en la cerradura de la puerta.
El banquero temblando gritó: – ¡Me han arruinado, me han robado todo el dinero! – Rápidamente abrió la puerta y un horrible espectáculo se presentó ante sus ojos. Allí había un cadáver que todavía podía reconocer, se trataba de un antiguo empleado del banco, el cual antes de dejar su empleo se hizo un copia de la llave y a escondidas bajó al sótano para coger el dinero del banquero. Tuvo tal ansia al mirar el dinero a la luz de una linterna que llevaba en la mano que con precaución cerró la puerta y se puso a llenar las bolsas de joyas y de dinero. Rápidamente se dirigió a la puerta para huir pero ¡Qué horror, la puerta no la podía abrir! Se había olvidado de que la cerradura solo se podía abrir con la llave que había olvidado detrás de la puerta.
Por más que lo intentó no la pudo abrir; se consumió la luz de la linterna, y cada hora que pasaba ne la oscuridad debió parecerle un siglo de agonía. Día tras día seguro que ya no pensaba en el dinero, más bien estaría con el oído puesto para oír algunos pasos y que le abrieran la puerta, pero nada, el hambre y la sed se agregaron a sus tormentos.
La idea de morir lentamente debió de quitarle toda la vergüenza de pedir socorro, pero por más que gritara nadie le podía oír. ¡Qué situación morir lleno de dinero!
Esta historia aunque es dramática nos enseña lo que nuestro Señor nos enseñó ¿Qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo y perdiera su alma? Marcos 8:36
¿Qué ganaría el cristiano si codiciando las cosas materiales las consigue, si luego pierde las más importantes como la comunión con Dios, con la familia, con los hermanos y por último pierde la vida eterna?