“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6: 45
Hay un refrán que dice: “El que guarda, halla”, esto es una gran verdad, es una ley inalterable para bien o para mal, pero halla.
Todas las personas guardamos muchas cosas, como por ejemplo en los almacenes en las oficinas en los locales guardamos archivos, cajas, muebles, alimentos, ropas, vehículos, etc. Y cuanto más tenemos más guardamos.
Tenemos muchos departamentos para guardar las cosas que tenemos. Por ejemplo en los armarios guardamos la ropa de invierno y de verano, también guardamos en otro lado la vajilla, en otro lado la comida, los libros, los artículos de limpieza, etc. Luego también guardamos cosas muy .importantes como documentos familiares, asuntos del médico, recibos, escrituras, fotos, cartas, películas, y como no, dinero.
También tenemos la costumbre de guardar cosas que nunca utilizaremos, como cosas de cuando éramos niños, o recuerdos que nos cuesta mucho tirar, o cientos de cosas que creemos vamos a utilizar algún día. Pero… ¿Vale la pena guardar todo lo que guardamos’? ¿No guardamos cosas y cosas y al final tenemos que tirar muchas?
¿Que tiene que ver esto con nuestra vida espiritual?
En la biblia vemos que tenemos que guardar los mandamientos, nuestra lengua etc. Y lo más importante ¡El corazón! Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida. (En otra versión: Porque de él brotan los manantiales de la vida) Proverbios 4: 23.
Es decir, pon un centinela, vigílalo cuidadosamente, protégelo, préstale atención, mantenlo limpio, quita los escombros, cuídalo. Si lo haces, de ti brotara la vida. Es decir. Cuando la biblia habla del corazón se refiere a lo mas fundo de nuestro ser, es el cetro de la totalidad de nuestra personalidad.
Tenemos que guardar nuestro corazón porque muchos enemigos quieren sitiarlo. A la puerta de nuestro corazón se presentan la crítica, los malos pensamientos, la desobediencia, la avaricia, el orgullo, la amargura, la malicia y le dicen: Por favor, déjanos pasar. Pero qué bueno sería si a lo malo dijéramos: ¡La puerta está cerrada!
Todos los cristianos necesitamos tener un corazón tierno, no duro, necesitamos guardar perlas preciosas en este cofre para enriquecer a los que necesitan ánimo, consuelo, amor, edificación, gracia y ayuda en todos los sentidos.
Mientras vivamos aquí en la tierra guardaremos muchas cosas que se quedaran aquí, pero si guardamos el corazón manará la vida por la eternidad.