¿Justicia?

Dios se levanta en la reunión de los dioses;
en medio de los dioses juzga.

¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente
y haréis acepción de personas con los impíos? Selah

Defended al débil y al huérfano;
haced justicia al afligido y al menesteroso,

librad al afligido y al necesitado;
¡libradlo de manos de los impíos!

Salmo 82:1-4.

Recientemente hemos sido testigos de toda una serie de decisiones judiciales que nos han hecho pensar mucho en la situación de la justicia humana en nuestros días. La lista sería muy larga, pero mencionaremos sólo algunos casos, quizás los más escandalosos.

Después de varios años sin ejecutar la sentencia firme de cárcel por un delito de estafa, el Tribunal Constitucional exime a “los Alberto” de entrar en prisión por haber prescrito su delito. Muchos de sus socios sufrieron la estafa de millones de euros que nunca se devolvieron.

Un chico condenado hace varios años por robar para comprar droga, cuya sentencia tampoco se ejecutó durante mucho tiempo, fue internado en la cárcel a pesar de que en ese momento trabajaba, se había casado y creado una familia y sus vecinos, incluso el alcalde de su pueblo, expresaban que el mismo había abandonado la droga y se había rehabilitado totalmente. Actualmente se sigue solicitando su indulto, petición que no ha sido escuchada.

Tres “drag queens” y una chica “gogó”, condenados a 12 años de prisión por haber violado a un chico de 18 años, salen de la cárcel después de sólo cuatro meses de internamiento.

Quizás el caso más doloroso y que ha conmocionado a todo el país: un pederasta condenado por la violación de su propia hija de cinco años y abusos a otras chicas adolescentes, estaba en libertad por no haberse ejecutado la sentencia. En tales circunstancias intenta abusar y asesina a Mari Luz Cortés, de cinco años de edad, ocultando su cadáver ayudado por su esposa, el cual se encuentra dos meses después de la desaparición de la niña.

Hay muchos casos semejantes más, pero como muestra, suficiente.

¿No tiene razón el salmista en su alegato cuando observamos que miles de años después de haberse escrito, se sigue haciendo “acepción de personas con los impíos” y no se defiende “al débil y al huérfano” y no se hace “justicia al afligido y al menesteroso”?

La Palabra de Dios es válida para entonces y para hoy. Busquemos y hagamos siempre la verdadera justicia, la que procede de nuestro Padre Dios.

Continuaremos hablando sobre la aplicación de su Palabra a los asuntos de nuestra actualidad.