Estamos en Semana Santa y celebramos algo muy importante: La Pasión de Cristo.
Pero no una pasión por querer que se le suba en forma de talla de madera y telas en un altar, no una pasión por acaparar el protagonismo en rituales, procesiones y cultos… sino una pasión por el Reino de Dios, por la Gloria de Dios y también pasión por las almas, nuestras almas rebeldes. Por causa de nuestra rebeldía fue que Dios hecho hombre, fue a la cruz cargando con todos ellos.
Una de las citas bíblicas que mejor definen esta pasión se puede hallar en la profecía, que Dios reveló a través de Isaías, en este conocidísimo pasaje:
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.” Isaías 53:3-12
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” Juan 3:16
Gracias a este sacrificio ¡Somos salvos!
¡GRACIAS SEÑOR. A TÍ SEA LA GLORIA Y LA HONRA POR SIEMPRE!
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