“firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio.”

Filipenses 1:27

Si analizáis los anuncios de televisión y los lemas propuestos por diversas instituciones, empresas, asociaciones, etc… entre ellas el gobierno de España, con su lema “Juntos salimos más fuertes” y otro es “Este virus lo paramos unidos” (No quiero entrar a valorar la pertinencia de estas palabras) Una de las palabras que más se repiten es “Juntos” o también “Unidos”. Muchas agencias de publicidad han empleado esas palabras en estos tiempos para hacer campañas, que en algunos casos han resultado casi fotocopias las unas de las otras. Y es que la pandemia nos ha obligado a separarnos, ha puesto distancia entre nosotros, en algunos momentos a lo largo de estos meses nos ha confinado, y, en definitiva, ha deteriorado uno de nuestros mayores activos como seres humanos: la sociedad y las relaciones sociales. De ahí el empeño en impulsar la unidad y el estar juntos, aunque realmente no podamos estarlo, dadas las circunstancias y la seguridad y salud de todos.

Independientemente de que instituciones y empresas, sean públicas o privadas busquen o promuevan la unidad y el estar juntos con más o menos acierto, la verdad es que tenemos que aprender a estar juntos. Quizá sin nuestros calurosos y entrañables besos y abrazos, quizá sin ese reconfortante apretón de manos, quizá con la distancia de por medio y una barrera de cristal o una pantalla, pero tenemos que estar juntos. La unidad y la fraternidad no debe depender o estar condicionada por un beso o un abrazo (a veces podemos estar “pegados” los unos a los otros y estar como el perro y el gato).

Como bien sabéis, y si eres nuevo y no lo sabes te lo cuento: Nuestra iglesia pertenece a una asociación o unión de iglesias mucho más amplio (en muchos países, en el ámbito bautista, lo llaman Convención). La nuestra se llama Unión Evangélica Bautista de España (UEBE, quédate con estas siglas que las oirás mucho en nuestra iglesia). También tenemos una unión de iglesias bautistas a nivel regional, la llamada Comunidad Bautista de Madrid (CBM, quédate con estas siglas también, hablaremos mucho de ello). Cada año, hacia el día veintitantos (depende de cómo caiga el fin de semana), se celebra lo que llamamos la Convención UEBE. Este año la convención es del 23 al 25 de octubre. Y aunque siempre se ha celebrado en un lugar concreto, y todos los pastores y delegados de las iglesias se han desplazado a ese lugar, lo cierto es que este año tan atípico nos ha obligado a no poder juntarnos todos físicamente en el lugar donde solíamos celebrarla, pero no se ha suspendido.

Este año, seguimos juntos, aunque sea de manera “virtual”, aunque sea en la distancia, con la pantalla del portátil, el móvil, la tableta o lo que sea, pero estamos juntos, unidos. Aunque haya una pantalla, no olvides que al otro lado hay otro hermano como tú, que también busca esa unidad, en medio de toda esta situación y aunque no os podáis abrazar, un apretón de manos o un “golpecito de codo”, podéis hablar, compartir y orar el uno por el otro, celebrar al Señor y seguir apoyando este gran proyecto de Unión, que en apenas dos años cumple los 100 de su existencia ¡Gloria a Dios por ello! También damos gracias que estamos en 2020 y por la inteligencia e ingenio que Dios ha puesto en nuestra mente (somos hechos a su imagen y semejanza, no lo olvidéis) es que la humanidad ha inventado técnicas y tecnologías que salvan las barreras de la distancia y nos hacen estar juntos en tiempo real, aunque estemos separados por miles de kilómetros.

El lema va acompañado de un versículo en el que se apoya, en este caso en Filipenses 1:27, en el que Pablo también está unido a esta iglesia de Filipos, pero se encuentra en la distancia, y en la que expresa que se siente muy ligado a esta iglesia de Macedonia, aún salvando la distancia de que les llegue una carta, que en el primer siglo la comunicación era muy muy muy en diferido. Hoy nos podemos ver en directo, aunque vivas en la otra punta del mundo.

Ahora bien, el hecho de que realmente estemos unidos, aunque separados ya no es algo que dependa tanto de la tecnología, como dije antes, podemos estar pegados físicamente unos a otros, pero llevarnos mal, y la unidad tiene que ver con una correcta actitud del corazón y sobre todo, estar todos muy apegados, como las ramas de un árbol a su tronco común, que es nuestro Señor y la comunión en el Espíritu Santo, que es el que verdaderamente nos hace más fuertes y más unidos.

Santi Hernán

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